tuve
amor, trabajo y psicóloga en un 8vo piso . desde esa altura se distingue la
costura de la ciudad, la vida enlatada, se puede dibujar con el dedo el fino
horizonte que con suerte se distingue si el paisajismo no comió de más . en un 8vo
piso el aire es distinto . el viento larga la gambeta, el sol gana minutos, el
ojo se vuelve un pájaro callado que hace nido en cada ventana abierta .
recuerdo goles de Boca, atardeceres prendidos fuego, corridas de madrugada,
grúas portuarias como arrayanes petrificados, gorditas tomando sol, los bondis
de siempre amontonando a la gente de siempre . por años fotografié a la ciudad
desde arriba . hasta que no . no más.
y es
ahí, cuando el dedo en el ascensor aprende a tocar más abajo y bajar por birra
hasta el chino no supone un viaje a la Luna . cuando la ropa de cama se muda de
casa, se muda de piso, se muda de cama . es ahí cuando tu perfume se amolda al
mío, porque ahora sí hice lugar . entonces, bienvenida a este nuevo momento que
pienso empapelar con fotos de tu risa de dientes ordenados, de tus ojos
chiquitos, de tu cuerpo como un océano, el día que te conocí . reacomodo el
mapa de la noche, sincronizo nuestros relojes, te espero como nunca esperé a
nadie . tengo la voluntad y la pericia para hacer las cosas bien o
estupendamente mal . ordenar el crescendo, orquestar el clima, decirte “linda” cuando sea oportuno, decir “te extraño” cuando menos lo esperás y
más necesitás . elegir las canciones que anudarán nuestros días, elegir las
palabras que serán el efímero puente entre el momento en que me lees y automáticamente
sonreís, como un regalo . mi único deseo es que no estés loca y que puedas
abrazar más de lo que tus brazos te dejan . con eso nos alcanza para empezar a
conocernos, para querer compartir una tarde, para matarnos como animales en tu
cama o en la mía . después vendrán los escudos de batalla, la eterna
competencia de karaoke, el silbido de una noche de verano en el balcón, ebrios
de birra y de posible amor . repasaremos las viejas heridas, las viejas
historias y todas esas notas de voz serán la caja negra de lo que realmente
vinimos a decirnos: que me encantás, que me
podés, que me atrapás, me cautivás, que me tenés cuando querés, como querés.
le
pongo a tu cara un nombre, a tu nombre un apodo, a tu apodo una historia . a
esa historia un punto en el mapa que memorizo por si me pierdo en tu barrio o
en mis pensamientos . hay coordenadas que nunca mueren, que se señalan desde la
bici, con mucho cuidado . puntos obligados del citytour de mi invierno en pleno
verano porteño:
☞ acá vive la innombrable.
☞ acá vive la que me rompió.
☞ acá vive la piba más linda que
conocí.
viajar
se vuelve insoportable con postales como éstas, donde algunas hacen de su casa
una tumba de historias truncas y malas decisiones . donde veo a mi fantasma
paseándose en boxers, acariciando al perro, abriendo la heladera, cepillándose los
dientes y sabiendo más que nunca, que esa noche es la última que podemos llegar
a compartir . para vos sólo tengo palabras bien peinadas, dispuestas a todo .
para vos sólo tengo perfume de sandía y pepino, empalagando la casa . tengo el
cuerpo como una estufa, la boca armada y precisa, el abrazo justo cuando el
frío ataca bien adentro . basta de boludos inoperantes que rompen minas, a veces
no hay pegamento que salve . basta de platos rotos, de sobrepeso de equipaje,
de plantar espejismos y cosechar completos garrones . basta.
te
propongo lo siguiente:
enfrentaremos la corriente, desataremos el miedo desde el comienzo, llegaremos en pleno diluvio y de madrugada . nos diremos cosas al oído justo antes de dormir . cruzaremos los dedos, los de las manos y pies, los de las ganas también . esperaremos sobre la mesa una comida pendiente . tendremos un plan entre los dientes . empezaremos cada mañana con el aliento ajeno sobre la cara . con una foto única del sueño y el bostezo invadiendo la piel y todos los pisos de este edificio .
muchas
veces las rutinas se mueren .
se
rompen, se ignoran, se callan a los tiros . muchas veces sucede que el cuerpo
expulsa esa comodidad, la vomita fulero y la libertad pasa a tener aroma de nuevo
y recién comprado . las rutinas marcan años, marcan épocas, marcan ciclos .
marcan el cuerpo a latigazos de tiempo y espacio . marcan los humores y la
malasangre en el espejo . esta mañana, cada mañana.
hasta
que no . no más.
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